La propagación de la pandemia en Florida

Desde el principio, el estado de la Florida ha estado especialmente susceptible a un brote de Covid-19. Uno de cada cinco floridanos son mayor de 65, un grupo de edad que está en mayor riesgo para contraer Covid-19 severo. Más del 40 por ciento de los residentes del estado son negros o Latinos, grupos que han sufrido tasas de infeccion desproporcionadamente altas. Pero el Gob. Ron DeSantis adoptó una estrategia de no intervención que, según los críticos, se alinea con la estrategia de “inmunidad colectiva,” que permite que el virus corra por comunidades sin control.

En abril, DeSantis emitió una orden de quedarse en casa que terminó solo un mes después, permitiendo que el estado de Florida pudiese volver abrir mucho antes que otros estados. En ese momento, menos del 2 por ciento del público del estado se había hecho la prueba del virus, y las pruebas aún no estaban disponibles en muchos lugares y comunidades rurales. El gobernador había creado un equipo de trabajo especial para volver abrir en abril, pero el grupo solo se reunió dos veces y no dio recomendaciones escritas al público. Cuando el gobernador empezó a volver abrir en mayo, anunció que Florida seguiría las directrices de la Casa Blanca.

En junio, el estado tenía un número récord de casos, con miles de casos nuevos cada día. Aunque admitió que la enfermedad se estaba extendiendo a través de las comunidades de Florida, DeSantis les dijo a los periodistas, “No vamos a retroceder”. DeSantis se negó a instituir un mandato de máscaras, y cuando el director de salud pública de Florida recomendó que residentes usarán máscaras en junio del 2020, la recomendación vino sin una estrategia de ejecución y sin castigos. En julio, el estado rompió el récord nacional de la mayoría de los casos reportados en un solo día.

Sin una respuesta organizada del estado, los casos continuaron subiendo durante los meses siguientes. En noviembre, mientras Florida se acercaba a un millón de casos de Covid-19 y otros estados optaban por mandatos de máscaras y órdenes de quedarse en casa, otra vez DeSantis se negó a implementar cualquier tipo de restricción. Él dijo que el estado nunca tendría otro cierre de emergencia, y permitió que los bares, restaurantes, y cines permanecieran abiertos y que operaran a capacidad completa.

El enfoque inerte de DeSantis también se extendió al lanzamiento de la vacuna en Florida, que estuvo marcado por confusión y políticas contradictorias. En una ocasión, el gobernador difundió información incorrecta cuando instó a los residentes ancianos a registrarse para las vacunas – a pesar de que los funcionarios de salud no habían abierto las vacunas a este grupo. Cuando los residentes ancianos se volvieron elegibles, cientos fueron rechazados después de acampar y esperar horas cuando intentaron vacunarse.

Al mismo tiempo, las personas ricas fueron permitidas a saltar la línea. En enero, el centro de vida asistida dirigió las vacunas a donantes ricos y miembros de la junta, y posiblemente a conexiones personales. En el condado de Hernando, funcionarios del departamento de salud ofrecieron dosis de vacunas a una comunidad cerrada y rica mientras estaban ignorando llamados de otros residentes. Sudamericanos ricos que estaban de vacaciones en el estado también fueron permitidos a recibir dosis iniciales porque el estado no tiene requisitos de residencia.

En medio de esta crisis, DeSantis y su oficina obstruyeron repetidamente la libertad de información. Por meses, DeSantis se negó a publicar los informes por Florida del Cuerpo Especial de la Casa Blanca. Cuando fueron hechos públicos por el Centro para Integridad Pública, los informes mostraron que el cuerpo especial había instado a los líderes estatales a aumentar los esfuerzos de mitigación para frenar la propagación del virus al mismo tiempo que DeSantis decía públicamente que no había necesidad de restricciones comerciales. El estado también se ha negado a divulgar qué factores son usados para determinar si una muerte fue causada por Covid-19, y no ha explicado los espacios faltantes en la data pública sobre Covid-19. En mayo del 2020, una científica del departamento de salud de Florida fue despedida porque, según ella, se negó a manipular datos; en diciembre, su casa fue asaltada por policías armados.

American Oversight está investigando el manejo de la pandemia por parte de los funcionarios del estado de Florida, y ha solicitado los calendarios y las comunicaciones de DeSantis. Hemos presentado solicitudes de registros abiertos a la Agencia de Administración de Salud de Florida, el Departamento de Salud, y la Oficina del Gobernador en busca de comunicaciones relacionadas a la pandemia de Covid-19. Además, hemos presentado solicitudes al nivel del condado en Orlando, Palm Beach, Broward, y Miami-Dade buscando comunicaciones entre funcionarios del estado y del condado.

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